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Kai'Sa Taliyah Hollowspun
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Historia corta

Unidas por el Vacío

Por Dana Luery Shaw

Kai'Sa se asoma por la boca del túnel y siente que está en el borde del mundo.

Lore[]

Kai'SaSquare Kai'Sa se asoma por la boca del túnel y siente que está en el borde del mundo.

Delante de ella hay un abismo, tan profundo que la luz del sol no llega al fondo. A su alrededor, hay docenas de aberturas hacia otros túneles. Todos están tallados en la piedra que yace muy por debajo de la superficie, que ahora se desmorona y queda expuesta.

Alguna vez, este fue el hogar de una vasta colonia de criaturas del Vacío. Estas fueron sus madrigueras, formadas con la arbitrariedad de la materia sin formar. Esquinas cerradas, callejones sin salida, bucles sobre bucles... todos construidos con el único objetivo de —devorar al mundo—. Ese es el Vacío: máquinas orgánicas irracionales, cuyo único instinto es pelear y consumir y deshacer todo sin pensar en otra cosa más que en el presente. Kai'Sa ha matado suficientes bestias como para saber que no hay nada más en ellas.

Pero el túnel en el que se encuentra es diferente. No es una destrucción al azar. Es prácticamente una línea recta que se dirige al norte, una que ella ha seguido por casi cuatro días. Este túnel, este pasadizo, fue hecho con un propósito. Con un objetivo. No tiene sentido...

Kai'Sa le encontrará un sentido, empezando por hacia dónde conduce este pasadizo.

Hasta ahora, la condujo a este abismo.

Vislumbra las aberturas del otro lado. Es difícil decir cuán profundas son. Pero apostaría su segunda piel a que una de ellas forma parte del mismo pasadizo donde está ahora.

Mueve los hombros. Su armadura viviente se despierta, pegándose a ella con fuerza. Ha sido su única constante y ha crecido con ella desde que era una niña pequeña. Fue una de las bestias del Vacío que mató a su familia y destruyó su aldea. Cubierta con su coraza, Kai'Sa siempre será vista como un monstruo. Pero sin ella, no podría salvar al mundo del Vacío.

Sin ella, no sería nada.

Las vainas escamosas de sus hombros se flexionan y los cristales incrustados se iluminan cuando ella apunta a su primer objetivo. El calor de los cristales genera un misil de plasma misil de plasma; ella lo lanza hacia la boca de un túnel de las profundidades. Le toma seis segundos cruzar el abismo. Gigante. Otro segundo, y el misil se estrella contra una curva. Nop. No es lo que busca.

Desde aquí, lo único que hace es apuntar y disparar, una y otra vez. La mayoría de los misiles golpean algo después de uno o dos segundos. Pero a Kai'Sa le sobra la paciencia. Seguirá con esto el tiempo que sea necesario.

Encuentra el túnel que está buscando justo cuando el sol comienza a caer. Espera a que el misil cruce el abismo y luego empieza a contar. Uno. Dos. Tres.

Cuatro. Cinco. Seis. Es este. Ahí está el otro extremo del pasadizo.

Sonriendo, dispara un aluvión de misiles alrededor de la abertura para marcarla. El misil anterior sigue viajando... hasta que escucha el chillido horrible del impacto.

Repliega las vainas en sus hombros para ocultar la luz que irradian. Espera en silencio que su presa se presente.

Otro chillido. Una criatura del Vacío emerge del otro lado del túnel. Kai'Sa lleva años luchando y observando y catalogando criaturas del Vacío. A esta no la ha visto antes. El cuerpo redondo y liso de la criatura, lastimada por el misil, se deforma cuando abre su mandíbula inferior. Tiene la boca llena de dientes traslúcidos y finos como agujas que se extienden en ángulos extraños. Sus flancos se expanden y contraen como si estuviera respirando.

U olfateando, piensa ella mientras la criatura se voltea. No tiene ojos, pero aún así puede encontrarme. Apunta mientras el sol se hunde en el horizonte. La criatura del Vacío empieza a... brillar. Algo —¿una lengua? — brota de su boca y emite una tenue luz azulada que le recuerda a las lámparas colgantes en las minas humanas. Jamás vi que una criatura del Vacío hiciera eso. Se percata de que su herida brilla también.

Supongo que la llamaré Lámpara. Deja volar un misil. La postura de Lámpara cambia. Suelta un chillido agudo y sostenido, y esquiva el disparo de Kai'Sa. Maldición. Kai'sa prepara otro tiro.

Todo el túnel detrás de la criatura brilla con una luz azul. Cientos de Lámparas se unen a la primera, con las bocas abiertas y las lenguas extendidas y brillantes. Kai'sa se obliga a respirar despacio. Se las ha visto peores. Todos en un mismo lugar. Excelente. Kai'sa lanza una ráfaga de misiles con la esperanza de acabar con todas las criaturas de una sola vez.

En el tiempo que tardan los misiles en llegar al otro lado, las criaturas se desparraman como polvo y se aferran a las paredes del abismo cuando la ráfaga pasa entre ellas sin lastimarlas.

¿Qué...?

Guiados por la Lámpara lastimada, se mueven como un solo ser. En dirección a Kai'Sa.

¿... pero qué?

Levanta las manos y dispara rápidamente al enjambre. Consigue darles a algunos, pero no a los necesarios como para reducir sus números. Y ya avanzaron un cuarto del camino hacia ella. Kai'sa mira a su alrededor con desesperación. No hay muchas opciones. Luchar desde su posición actual. Regresar corriendo por el pasadizo. Arriesgarse y saltar al abismo. Intentar trepar y luchar contra ellos en la superficie.

Mira hacia arriba, y luego al enjambre. Ya están a mitad de camino. Trepar. Kai'sa lanza cuatro disparos en zigzag sobre la roca: uno para cada par de manos y pies. Usando estos puntos de apoyo para trepar, comienza a subir.

Disparar, agarrarse y subir. Disparar, agarrarse y subir. A toda velocidad, Kai'sa se abre camino. Las vainas de sus hombros disparan al enjambre. Están cerca, pero Kai'sa lleva un buen ritmo. Ya está a la mitad del recorrido cuando...

Su mano toca arena.

Dispara de nuevo. No hay nada para que su misil perfore. Atraviesa la arena, y el agujero se llena de nuevo rápidamente. No hay nada para agarrarse. ¿Puede saltar lo que resta del camino? Con la mandíbula apretada, Kai'Sa se voltea hacia los monstruos. Si va a morir, se llevará con ella a todos los que pueda.

De repente, la pared que sostiene a las criaturas se quiebra.

Y se desmorona.

Cientos de Lámparas caen junto con los escombros, y el abismo se devora sus luces. Solo tres continúan corriendo hacia Kai'Sa. Ese número sí puede manejarlo. Están tan cerca que puede ver las púas en sus lenguas.

Tres disparos. Dos Lámparas menos. Queda una.

Golpea con su lengua espinosa el costado de Kai'Sa. Sus costillas se fracturan debajo de la armadura cuando se estrella contra la roca. Lucha por respirar mientras el traje cura su herida. Agarrada a la pared con la mano izquierda, Kai'Sa cierra su mano derecha alrededor de la lengua de la criatura, justo debajo de las púas. Brota poder morado. La lengua de la Lámpara se derrite en su mano. Gritando, la criatura retrocede. Kai'Sa apunta.

Esta vez, no falla.

Bien. Respira. Bien. Siguiente paso. Tiene que encontrar una forma de salir a la superficie.

En ese momento, se percata del cubo de piedra que sobresale de la arena.

Eso no estaba allí antes. Kai'Sa se estira y lo agarra... tiene el tamaño exacto para su mano. Prueba si aguanta un poco de su peso. Aguanta. Con curiosidad, se inclina a un lado y mira hacia arriba. Más o menos a un brazo de distancia, hay otro de esos cubos de piedra. Dejará las preguntas sobre este cambio de suerte para después.

Kai'Sa trepa, un cubo a la vez, hasta que logra salir. Bajo la luz de la luna, mira a su alrededor y no ve ningún punto de referencia, solo dunas y riscos rocosos. Una tormenta de arena se levanta en la distancia. Baja la vista hacia el abismo. Si entrecierra los ojos, casi puede distinguir un brillo...

El viento aúlla. La tormenta se acerca rápido. Se voltea para mirarla de frente. En el centro de la tormenta hay...

¿Una chica?

El suelo estalla bajo los pies de Kai'Sa. Vuela por los aires en dirección a la tormenta, con un brazo cruzado sobre sus costillas rotas. Cambia de posición a mitad de camino y las vainas en sus hombros se cierran sobre ella como un ariete. Si quien ataca a Kai'Sa quiere atraerla, ese es su error.

Siente que algo la toma de los hombros y de las muñecas, la lanza hacia abajo y la estrella contra el suelo. Pareciera como si sus costillas estuvieran en llamas, y el casco en su cabeza se quiebra donde hizo contacto con la tierra.

Kai'Sa se levanta y lucha para extender las muñecas. Una bufanda roja adornada con piedras desaparece. Con un grito gutural, hace brotar llamas de sus manos

Se detiene ante la expresión de sorpresa y horror en el rostro de la chica. Incluso después de tantos años, Kai'Sa se sigue desconcertando cuando alguien la mira y solo ve un monstruo.

Supéralo, Kai'Sa. Levanta las manos, lista para atacar...

—¿Eres humana?—.

Kai'Sa se da cuenta de que está mirando a la niña a través de la rajadura en su casco. Ah.

—¿Puedes... verme?—. No importa. Los humanos siempre le temen, sepan o no que es una de ellos. Pero la expresión de la chica renueva tontamente las esperanzas de Kai'Sa. Tal vez esta vez sea diferente. Con cautela, Kai'Sa se saca el casco para revelar el resto de su verdadero rostro.

La chica cae de rodillas, y Kai'Sa se queda sin aliento. —Lo siento mucho—, dice la chica. —Pensé que eras...—.

—¿Un monstruo?—.

—Bueno... sí—. La chica señala el abismo. —La gente no sobrevive demasiado tiempo en esos colapsos—. Observa la segunda piel de Kai'Sa. —Y tú no... pareces humana. A primera vista—.

La chica no es tan joven como había pensado; debe tener su edad, o incluso más. Kai'Sa observa cómo los extremos bordados con piedras de la bufanda se elevan del suelo. —Las piedras—, dice con calma. —Tú controlas las piedras—. La chica asiente con la cabeza mientras la bufanda rodea su cuello como por arte de magia. —Tú hiciste que esos cubos brotaran de la arena—.

La chica se encoge de hombros, sonriente. —Podía sentir que había alguien allí abajo con esos monstruos. Así que quise ayudar—. Se le borra la sonrisa de la cara. —Es todo lo que he estado haciendo las últimas semanas. ¿O tal vez meses? Es difícil llevar la cuenta del tiempo—.

Kai'Sa parpadea, los ojos de repente le arden. Se da cuenta de que alguien más está luchando contra el Vacío. No de la misma manera que yo, pero... —¿Quién eres?—.

La sonrisa regresa al semblante de la chica. —Me llamo TaliyahSquare Taliyah—.

Unas llamas danzantes reciben a las dos mujeres cuando entran al campamento de Taliyah, pero es el olor a carne asada lo que capta la atención de Kai'Sa. Está sorprendida de que Taliyah no se adelante para advertirles a los demás que no le tengan miedo al monstruo. No puede culparlos por sentirse así cuando su armadura viviente ruge hambrienta, lista para devorarse a cualquiera que se acerque demasiado. Las tiendas, armadas con retazos de tela y bloques de piedra sólida, parecen ser trabajo de Taliyah. Un grupo de treinta o cuarenta personas, casi todos niños y ancianos, están sentadas alrededor de una gran fogata en el centro del campamento. La forma en la que la miran —en silencio, con los ojos bien abiertos y los hombros encorvados— le resulta horriblemente familiar.

Miedo. Kai'Sa no mira a nadie a los ojos. Es por su propio bien. Pero en realidad, es por el de ella.

Taliyah extiende los brazos cuando presenta a Kai'Sa y se lanza a relatar dramáticamente su encuentro. El único movimiento en la multitud es el crepitar de las llamas. Quietud y silencio son las únicas respuestas al relato de Taliyah.

—No hace falta que me quede—, murmura Kai'Sa.

Taliyah sacude la cabeza. —Estás herida. No puedo dejarte ir cuando no has comido ni descansado. No lo haré—.

Un niño con la mitad de su estatura y una bufanda roja sobre los hombros se levanta. —¿Estás segura de que es humana?—. Entrecierra los ojos. —Tal vez sea algún tipo de disfraz—. Casi se cae de espaldas debido a la fuerza que dos chicas mayores hacen para tirar de él y que vuelva a su lugar.

Taliyah se ríe. —¿Alguna vez viste un monstruo del Vacío sonreír, Samir?—, retruca. —No—.

Todos miran a Kai'Sa, expectantes. Ensaya la mejor de sus sonrisas con la boca cerrada para no parecer tan agresiva. Parece que no asusta a los niños. Una victoria.

El niño, Samir, se vuelve a parar. —Está bien—, dice mientras camina hacia Kai'Sa. Le ofrece un palillo con un pedazo de carne a medio comer. —¿Quieres el resto de mi serpiente de las arenas?—.

Todo el mundo parece relajarse cuando Kai'Sa acepta la comida. Arranca la carne del palillo y traga sin masticar; su armadura ronronea aliviada. Zaifa, una de las niñas más grandes con cuentas de jade enhebradas en su cabello, le ofrece más. Esta vez, Kai'Sa demora el bocado para apreciar el gusto a canela, limón ácido y bayas ul-tawaat ahumadas.

El sabor le trae viejos recuerdos: la vida con sus padres, su padre cocinando sobre el fuego mientras su madre molía las ul-tawaat en su mortero...

Kai'Sa sacude la cabeza para despejar la mente: nada bueno proviene de obsesionarse con esos recuerdos. Ciertamente no necesita más comida, ya que ingirió lo suficiente como para que sus costillas empiecen a sanar.

En el campamento hay un clima relajado y la gente conversa mientras come. Algunos incluso le han dado la espalda. Una muestra de confianza. Y la esperanza en los ojos de Taliyah es inconfundible. Parecen decir: Quédate, por favor. No te vayas todavía.

—Me quedaré un rato—, concede Kai'Sa. —Para curarme—.

El pasadizo seguirá allí mañana.

Durante la noche, Kai'Sa se satisface de comida y de historias. Todos tienen un cuento para contar. Los niños más chicos hablan de cómo sus hogares se hundieron en la arena, de cuánto extrañan a sus padres y hermanos y de cuánto desean reencontrarse pronto con ellos.

Están muertos. Asesinados por el Vacío, al igual que mi propia familia. Kai'Sa no dice lo que piensa.

Algunos de los mayores hablan de los guerreros Ascendidos bendecidos por el sol. Otros cuentan la historia del último emperador, y del caos que siguió a su muerte. Zaifa describe la oscuridad que infectó a los Ascendidos y los volvió locos y malvados. Ninguno de esos relatos es creíble, pero Kai'Sa escucha con atención.

La historia que cuenta Kadira, una chica mayor con brazaletes de piedra en los brazos, es por lejos la más extravagante. Habla de un lugar llamado Xolan, del otro lado del Sai Kahleek, que ha estado protegido por la magia durante milenios. —Se dice que es un paraíso—, suspira. —Con bibliotecas y jardines y aguas que fluyen hasta donde alcanza la vista. Y todos se sienten seguros, no tienen miedo—.

Kai'Sa no se da cuenta de que resopló con burla hasta que Kadira y los niños la miran. —Ningún lugar está a salvo del Vacío—, dice Kai'Sa. —En especial tan cerca del Sai Kahleek. Es un mito—.

—Es real—, insiste Kadira. —¿A dónde crees que nos dirigimos?—.

Sin decir otra palabra, Kai'Sa se levanta y deja solos a los cuentistas.

Encuentra a Taliyah apoyada en una de las tiendas, conversando animadamente con Zaifa y Samir, más iluminada por la luna que por la fogata. Zaifa pasa el dedo por un pergamino abierto.

—No estarás buscando ese lugar Xolan—. Kai'Sa no usa un tono de pregunta. —Se estarían exponiendo a un grave peligro si cruzan el Sai Kahleek por una fantasía—.

Taliyah intercambia una mirada con Zaifa, quien le extiende el pergamino a Kai'Sa: un mapa del este de Shurima. Señala un punto al norte del Sai Kahleek. Xolan. Al norte. La misma dirección que el pasadizo. Kai'Sa frunce el entrecejo.

—Es la mejor oportunidad que tenemos para darle seguridad a esta gente—, explica Taliyah. —Sus casas están destruidas, sus familias... separadas. Necesitan tener la esperanza de que todo estará bien—.

—Las falsas esperanzas no ayudan a nadie. Cuando se trata del Vacío, lo único que puedes hacer es correr, y rápido—.

Taliyah sacude la cabeza. —Si rodeamos el Sai, nos quedaremos sin comida. Si nos quedamos donde estamos, nos quedaremos sin comida. Si volvemos, lo único que encontraremos serán escombros. ¿Adónde más huimos?—.

Kai'Sa mira fijamente a Taliyah. —¿Sabes quiénes viven en el Sai Kahleek? ¿Quiénes cazan allí?—.

—Los xer'sai. Hemos escuchado las historias—.

—No. Xolan es una historia—, dice Kai'Sa. —Los xer'sai son reales. Luché contra ellos en el pasado, contra muchos de ellos a la vez. Este es su nido. Intentar cruzarlo es una sentencia de muerte—.

—Yo también luché contra criaturas del Vacío. ¿O te olvidas de que yo te salvé?—.

—Esos no eran xer'sai—.

—Sean lo que fueran, yo los derroté cuando tú no pudiste—. Kai'Sa puede ver determinación en el semblante de Taliyah. —Si Xolan es nuestra única esperanza, allí es hacia donde guiaré a todos—.

—Además, tenemos un plan—, dice Samir, emocionado. —Taliyah construirá un puente o una pared o algo así sobre la arena, y la gente pasará por allí—.

No puede ser mucho más mayor que yo cuando el Vacío me llevó. En voz alta, pregunta: —¿Qué, tú también puedes mover piedras?—.

—Soy el mejor encantador de piedras que hayas conocido—, dice Samir con una sonrisa confiada. —Ninguno de esos monstruos puede moverse más rápido que mi tabla de las arenas. ¿Y si lo intentan?—. Hace la mímica de una explosión proveniente del suelo. —Taliyah los hará retroceder con unas rocoexplosiones—.

—Suenas como un niño—, escupe Kai'Sa. La sonrisa en el rostro de Samir se desvanece. —Lo único que los niños de Rek'Sai hacen... es devorar. Cualquier cosa que se les cruce en el camino. No dejan nada—. Se inclina para acercarse a él. —Cuando te escuchan, te cazan. No pararán hasta no tener sus dientes cerca de tus huesos—.

—Lo estás asustando—, la acusa Zaifa mientras pone una mano sobre el hombro de Samir para calmarlo.

—Bien. Debería estarlo—.

—Ven con nosotros entonces—, dice Taliyah con voz firme. —Puedes ayudar a cuidar a todos—.

—No. Porque ustedes no irán—. Kai'Sa señala a Samir. —No expondrás a estos niños a ese tipo de peligro. Morirán. Rodea el Sai. Llévate a cuantos puedas. Deja aquí a los más lentos, y usa sus raciones para...—.

—¡No lo haremos!—. Samir se para frente a Kai'Sa y alza la vista para mirarla fijamente. —Taliyah nos protegerá. Yo nos protegeré—. Infla el pecho con orgullo. —Voy a ayudar a esta gente, y todos cruzarán al otro lado porque... porque cada una de nuestra vidas valen—. Vuelve enojado a la fogata, con Zaifa detrás de él.

—Es tu única opción—, dice Kai'Sa con calma. —De otra manera, los estás condenando a todos a la muerte—.

Taliyah se coloca frente a Kai'Sa para evitar que desvíe la vista hacia otro lado. —Nuestro mundo es un tapiz, y cada vida es un hilo de un color diferente. Cada una de ellas hace que el conjunto sea más hermoso—.

Agh. Metáforas. —Entonces el Vacío es una flama—, responde Kai'Sa. —Que devora todo lo que toca. Si tu tapiz se prende fuego, arderá por completo... a menos que recortes las partes ardientes. Entonces podrás salvar una gran parte de él—.

—Te equivocas. Todos los hilos que se caen lo hacen inestable, fácil de deshacerse—. La aurora se hace visible en el horizonte. y los ojos de Taliyah brillan con un destello dorado. —No estoy dispuesta a dejar atrás a nadie—.

El campamento duerme mientras perdura el calor del día. Kai'Sa se despierta unas pocas horas antes del atardecer. La gente se está colgando al hombro sus pertenencias, lista para partir. Los niños reparten pan sin levadura y queso. Escucha cómo un niño tira de la túnica de Kadira y le pregunta con vergüenza si ella puede llevarle la comida a —la señora que da miedo—. Taliyah hace colapsar las estructuras de piedra, y no queda ninguna señal de que alguna vez estuvieron allí. Kai'Sa observa y mordisquea su pan, en un intento por hacerlo durar.

—Supongo que no cambiaste de opinión, y decidiste venir con nosotros—, dice Taliyah. Kai'Sa puede ver el sudor en la frente de la chica. Esto la agota más de lo que deja ver.

—No. Tengo que ir a otro lado—. Ella suspira. —Y tú tampoco cambiaste de opinión—.

Taliyah se encoge de hombros. —Yo también tengo que ir a otro lado—. Se da la vuelta hacia su trabajo. —Me decepcionas. Conoces muy bien a estas criaturas del Vacío. Podrías ayudar a estas personas—.

La mejor manera de ayudar es averiguar qué o quién hizo ese pasadizo en el Vacío. Lo hicieron con un propósito en mente... y eso me asusta. Pero no dice eso. En vez de eso, exclama: —Espero que tú puedas ayudarlos—.

El pasadizo continúa casi como su otra parte: en línea recta.

Excepto que ahora la soledad pesa más. Kai'Sa se pregunta si no tendría que haber pasado tanto tiempo con Taliyah. Ha estado sola por más de la mitad de su vida; solo ella y los monstruos del Vacío que viven debajo de la superficie. No se había dado cuenta de lo bien que se sentía ser una persona de nuevo.

Sola con sus pensamientos, casi no tiene noción del tiempo. Pronto, ve túneles más viejos: agujeros enormes en las paredes del pasadizo que llevan a otros lugares. Túneles de los xer'sai. Estoy debajo del Sai Kahleek. Pero aún no ve ni oye a ningún xer'sai.

Detecta un brillo azulado al fondo de uno de los túneles. En silencio, y haciendo el menor movimiento posible, Kai'Sa se asoma por la abertura hacia la oscuridad.

Ve a algunos xer'sai más pequeños que nunca antes ha visto ni nombrado. Un grupo de LoR Non-Champion Non-Spell Indicator3 Invocadores, criaturas bípedas delgadas con cuatro mandigarras prensiles, se comunican entre ellas con chirridos. Sus chillidos pueden atravesar el desierto, y sirven para alertar la presencia de una presa fresca. LoR Non-Champion Non-Spell Indicator1 Crías puntiagudas, más altas que los Invocadores y destinadas a crecer aún más, se encuentran cerca de ellos. Juntos, rodean a docenas de Lámparas.

Una de ellas tiene una marca azul brillante como una quemadura en uno de sus costados. Ese es al que le disparé, se percata Kai'Sa con horror. El ataque de Taliyah no lo mató. Tal vez no mató a ninguno...

Mientras observa, una de las crías acecha a la criatura marcada. Extiende la lengua y toca con ella el cuerno de la cría.

Una tenue luz azul envuelve a la cría. Brilla.

El repentino parloteo de los Invocadores ahoga el jadeo de Kai'Sa. ¿Qué están haciendo? Con el corazón en la boca, observa cómo más crías e Invocadores avanzan hacia las Lámparas para recibir su brillo propio. ¿Están dándoles más poder a los xer'sai? Sacude la cabeza para despejar la mente y apunta a la criatura marcada.

Sea lo que sea esto, voy a detenerlos.

En ese momento, una gran explosión sacude la tierra.

Un xer'sai LoR Non-Champion Non-Spell Indicator6 Rompedunas enorme atraviesa la pared de piedra con el cuerno afilado que tiene arriba de sus ocho ojos. Las garras a lo largo de su mandíbula rasguñan la piedra y dejan profundos cortes. Cada paso hace temblar la tierra para infundirle miedo a su presa. Sisea, golpeando a las Lámparas con su cuerno. Golpea a tres de ellas de una sola vez y sus cuerpos desinflados chorrean sangre brillante.

Al Rompedunas no le gusta lo que las Lámparas están haciendo.

Las Lámparas chillan y huyen hacia el pasadizo... hacia Kai'Sa. Siente la conocida descarga de adrenalina mientras ella y su traje se vuelven invisibles justo cuando las Lámparas, y luego el Rompedunas, pasan a toda velocidad por su lado hacia el norte. El cuerno del Rompedunas produce un corte profundo en el techo del pasadizo. El corte se dobla hacia adentro.

El pasadizo va a colapsar.

Kai'Sa corre hacia adelante, intentando seguir el ritmo del xer'sai gigante mientras no pueda verla. Necesito saber adónde lleva esto. Tengo que entender.

Pero entonces, a sus espaldas... Gritos. Gritos humanos.

Kai'Sa abandona su invisibilidad y sale disparada hacia la superficie antes de que todo colapse bajo sus pies. Pestañea mientras su casco se ajusta a la luz del sol. Las nubes de polvo le dificultan la visión y la colisión de las piedras le perfora los oídos, pero todavía puede escuchar gritos de pánico. Corre hacia ellos.

Adelante, ve la grieta que se formó donde el cuerno del Rompedunas rompió el techo del pasadizo. Una plataforma de piedra se balancea sobre el borde rehusándose a caer dentro de la fisura, aunque casi toda su extensión está sobre la arena. La gente parada sobre la plataforma grita a viva voz, pero una figura solitaria permanece calma. Taliyah. Su puente de piedra. Ella es lo único que lo mantiene en pie. Los brazos le tiemblan por el esfuerzo, pero poco a poco levanta la parte frontal de la plataforma y la eleva hacia la superficie.

Se escucha el grito de un niño proveniente de abajo. Alguien se cayó en el pasadizo.

Kai'Sa corre a toda velocidad hacia Taliyah. —¡Tienes que regresar!—, grita mientras el puente se eleva. —¡Toda la estructura colapsará bajo ustedes si no se mueven!—.

—¡Samir está allí abajo!—, grita Taliyah mientras el puente finalmente llega a la superficie y toca el suelo con un golpe seco. —¡No lo dejaré!—.

Deja escapar un grito ahogado y empuja el aire con una mano. El puente brama mientras se aleja de ella y se coloca a una buena distancia del colapso. Entonces, Taliyah se tira adentro de la grieta.

Kai'Sa observa desde el borde. Se morirá allí abajo si no la ayudo.

Kadira y Zaifa vienen corriendo desde el puente. Kai'Sa dispara a sus pies.

—¡¿Qué estás haciendo?!—. Kadira grita y da un salto hacia atrás.

—Ese xer'sai gigante podría volver en cualquier momento—, dice Kai'Sa. —Saquen a los otros de aquí—.

—No nos iremos a ningún lado hasta que no sepamos que Taliyah y Samir están bien—, dice Zaifa con los puños cerrados. —Podemos ayudarte—.

No tengo tiempo para esto piensa Kai'Sa mientras las vainas de sus hombros se despliegan y los cristales chasquean con poder. Si las mato a las dos, los otros huirán.

Kadira y Zaifa se toman de las manos, pero no se mueven. Kai'Sa recuerda las historias que contaron alrededor de la fogata. La comida que compartieron con ella. El miedo que sentían por ella, y cómo se fue desvaneciendo a lo largo de la noche.

... No quiero lastimarlas. —Bajaré y los ayudaré. Por favor, vuelvan con los demás. Necesitan a alguien fuerte con ellos—.

—Está bien. Pero tienes que traerlos a los dos—, ruega Zaifa mientras ella y Kadira corren de vuelta al puente.

Lo haré. Lo prometo. Sin mirar atrás, Kai'Sa salta dentro del agujero creciente.

Sus pies golpean el suelo con la fuerza suficiente como para quebrarle los huesos a una persona normal. En la distancia, ve criaturas brillantes... no solo Lámparas, sino las crías y los Invocadores que transformaron... y todos están alrededor de un domo de piedra lisa. Allí deben estar Taliyah y Samir.

Escucha un cambio casi imperceptible en el estruendo que suena allá lejos. El Rompedunas volvió, se da cuenta. Si persigue a las Lámparas... volverá a este mismo lugar.

Kai'Sa se adentra en las profundidades del poder de su armadura viviente. Sus muñecas están envueltas envueltas en una luz morada, hasta que desaparecen. Invisible de nuevo.

Dispara a los Invocadores. Los cinco mueren sin emitir ni un solo sonido. Las crías se voltean, buscando la fuente del ataque. Solo las ciegas Lámparas, olfateando el aire, pueden sentir su presencia. Antes de que puedan localizarla, ella ya aniquiló a las crías.

Ahora está en problemas. Docenas de Lámparas se abalanzan hacia ella. Vuelve a ser visible, y sale corriendo tan rápido como puede.

Están detrás de ella en cuestión de segundos. Dispara a mansalva, pero solo un par de criaturas cae. Una la agarra del tobillo, cortando su traje con las púas de su lengua. Cae al piso cuando intenta esquivar más ataques. Pero la golpean de todos lados, más rápido de lo que su traje puede repararse. La sangre le brota por los brazos, las piernas y las mejillas. Siente el sabor del cobre en la boca...

Y luego algo explota bajo ella. Las Lámparas retroceden retroceden con fuerza.

Hacen una pausa, confundidas. Kai'sa mira detrás de ellas. La cabeza de Taliyah se asoma a través del techo del domo. Está gritando algo. El casco de Kai'Sa se corrige y escucha a Taliyah gritar: —¡Ven hacia mí!—.

Kai'Sa se agacha. —¡Dame una ventaja!—.

El suelo explota bajo sus pies, y la propulsa por los aires por encima de las criaturas y hacia Taliyah. Aterriza sobre su tobillo bueno e intenta correr... pero no puede. Entonces se sumerge de nuevo en el poder de su traje, dejando que drene sus reservas de energía para acelerar la curación de su tobillo. No puede correr muy lejos.

Pero intentará que valga la pena.

Mientras los monstruos se acercan, Taliyah atrae a Kai'Sa hacia ella de nuevo. El suelo suelo en el que aterriza es diferente, con bultos puntiagudos que salpican el suelo. Kai'Sa pasa por encima de ellos, intentando que las Lámparas la sigan a ella en vez de dirigirse hacia Taliyah. La criatura que va adelante lleva su marca, y se acerca lo suficiente como para golpearla de nuevo...

Una explosión la vuela en mil pedazos, y la tierra se mancha de sangre brillante. Kai'Sa se detiene, impactada.

—¡Sigue corriendo!—, grita Taliyah. —¡Eso es lo que provoca las explosiones!—.

La obedece y rodea a Taliyah.

Unas pocas Lámparas se acercan demasiado. Las rocoexplosiones de Taliyah las destruyen. Parece que las otras criaturas entienden y se detienen, pero ahora son el objetivo de los misiles de Kai'Sa.

En poco tiempo, sus números decrecen. Pero el estruendo se hace más fuerte cuando el Rompedunas se acerca. No tenemos mucho tiempo.

Solo queda un puñado de ellas. Kai'Sa está de pie cerca del domo, exhausta, y dispara los últimos misiles con la poca energía que le queda. Ralentizados por el campo minado, cada criatura del Vacío recibe un disparo.

Sonriendo, Kai'Sa se voltea hacia Taliyah. La chica está pálida y tose por culpa del polvo presente en el aire. Tiene el brazo alrededor de los hombros de un asustado Samir, que lucha por mantenerla en pie.

—No puedo...—, jadea Taliyah. —El suelo... Es inestable. No puedo seguir sosteniéndolo...—.

Kai'Sa toma a Taliyah en sus brazos. Le hace señas a Samir para que se suba a su espalda, y luego corre hacia las paredes del agujero. Estoy al límite. No sé si podré llegar a la superficie así.

De repente, Taliyah se suelta de Kai'Sa y salta, invocando una plataforma emergente bajo sus pies. Atrae a Kai'Sa hacia ella, y los propulsa a todos hacia arriba. Sus fuerzas se agotan cuando están muy cerca de la superficie. Kai'Sa y Taliyah se aferran al borde y hacen lo imposible para no soltarse...

Una docena de manos se estiran hacia ellos, cubiertas de polvo y tierra. ¿Esto es real? Kai'Sa se pregunta mientras se estira para alcanzarlas. Dos manos la impulsan hacia arriba. Sí, lo es. Alza la vista, y reconoce algunos rostros del campamento de Taliyah. Una de las manos alrededor de su muñeca pertenece a Kadira. Me están rescatando.

—¡Zaifa!—, grita Taliyah cuando todos están de nuevo sobre tierra firme. —¡Kadira! ¡Volvieron por nosotros!—.

—Y trajimos ayuda—. Kai'Sa las saluda a las dos. —Qué inteligentes. Gracias—.

Debajo, el Rompedunas regresa al agujero. Kai'Sa pone un dedo encima de sus labios. No se muevan. Los Rompedunas solo perciben cosas que pueden escuchar o sentir o que ven moverse. Si nos quedamos quietos y en silencio, viviremos.

La criatura hurga los cuerpos desinflados de las Lámparas con su cuerno. Se mueve por el lugar, y encuentra los cuerpos de los Invocadores brillantes y de las crías.

Satisfecho con la muerte de sus enemigos, regresa a las profundidades.

Kai'Sa espera hasta que ya no pueden oírlo para permitir que todos se muevan de nuevo. Luego, Taliyah, exhausta y pálida, levanta otro puente de piedra del suelo y todos juntos regresan con los demás. Una Kai'Sa agotada y un Samir un poco humillado conforman la retaguardia.

—Podría haber vuelto por mi cuenta—, le dice Samir a Kai'Sa con una sonrisa cansada. —Pero fue un lindo gesto que vengas a ayudar. Sobre todo mientras detenía a los demás y eso—.

Kai'Sa mira al niño de reojo, y no puede evitar sonreír. —No podía cruzarme de brazos y perder al mejor encantador de rocas que he conocido, ¿no te parece?—.

Un fuego crepitante arde en el centro del campamento. Los puentes de piedra de Taliyah traídos desde el Sai se convirtieron en una muralla que rodea el campamento.

Kai'Sa descansa lejos de la luz; no está dispuesta a dejar ver lo dolorida que está. Mejor descansar antes que comer, piensa miserablemente, y el aroma a repollo asado flota hasta ella.

Taliyah se sienta y en silencio le ofrece a Kai'Sa un cuenco lleno de repollo y mijo. Kai'Sa lo aparta.

—¿No tienes hambre?—, pregunta Taliyah.

—Estoy enojada—.

Taliyah abre los ojos con sorpresa. —¿Por qué?—.

—Tendrías que haberme hecho caso—, dice Kai'Sa con rencor. —¿Pero en vez de eso? No pudiste proteger a tu gente... esas criaturas del Vacío que pensaste que habías matado fueron las que nos atacaron. Casi perdiste a todos. Si no hubiera estado allí, habrías estado tú—. Ve remordimiento en la mueca de Taliyah, en su quijada. —Y cuando más te necesitaban, los abandonaste. Los abandonaste a todos a su suerte solo para intentar tal vez salvar a una persona—.

Taliyah permanece en silencio por un momento. —No es que no esté agradecida, pero... sabes que tú hiciste lo mismo cuando viniste a ayudarme, ¿verdad?—.

Kai'Sa no sabe qué responder.

—No vayas a Xolan—, dice Kai'Sa después de unos segundos de silencio incómodo. —El pasadizo del Vacío que colapsó, el que he estado siguiendo, estaba exactamente debajo de tu ruta. Estoy casi segura de que llega hasta Xolan. Eso quiere decir que el Vacío ya lo tomó—.

Taliyah asiente con la cabeza con los hombros caídos. —Les diré que necesitan encontrar otro lugar—.

—¿Necesitan? ¿Y tú?—.

—Bueno. Iré a Xolan—.

—Taliyah...—.

—Allí irás tú, ¿verdad?—. Taliyah suspira. —Pensé que podría proteger a estas personas. Que podría guiarlos a la seguridad. Pero tenías razón... no hay lugares seguros. Entonces... tendremos que hacer uno—.

—¿Eh? ¿Qué quieres decir?—.

—Si el Vacío está en Xolan... ¡entonces recuperaremos el lugar! Lo aseguraremos para luego llevarlos a todos... e intentaremos ayudar a quien quiera que ya esté allí—. Taliyah suena tan optimista.

—Si el Vacío arrasó con el pueblo... no habrá nadie para salvar—.

—No podemos saberlo desde aquí. Incluso si solo hay una persona que necesite nuestra ayuda, eso ya será suficiente para mí—. Taliyah da un paso hacia adelante y toma a Kai'Sa de las manos. Las siente cálidas y callosas, aún incluso a través de la segunda piel de Kai'Sa. —No puedo hacerlo sin ti, Kai'Sa. No pude matar a esas Lámparas yo sola... pero pude hacerlo cuando estabas allí conmigo. Encontremos este lugar juntas—.

Si ella hubiera estado allí cuando mi casa sucumbió al Vacío... tal vez hubiera sido diferente. Kai'Sa puede ver la esperanza en los ojos de Taliyah, la fuerza que hay en ellos. Pero soy lo que soy. El mundo me necesita así. Y ella también. He visto lo que podemos hacer juntas. Creo que yo también la necesito.

Como también la necesita quien sea que siga con vida en Xolan.

Kai'Sa muerde un pedazo del repollo asado y asiente con la cabeza. —Está bien. Otro hilo para el tapiz—.

Taliyah se despide de su gente mientras Zaifa las guía. Más temprano, Zaifa había encontrado un lugar en el mapa, una antigua ciudad comercial, que debería guiarlas a través del territorio de pastoreo. —Incluso si nos quedamos sin comida, es muy probable que podamos cazar allí—, le mencionó.

—Cuídate mucho—, había dicho Taliyah abrazándola con fuerza. —Que las bendiciones del Gran Tejedor caigan sobre ustedes—.

Ahora, están fuera de la vista. Se voltea hacia Kai'Sa, su única compañía durante la próxima etapa de este viaje. Sé que ella está feliz de tener compañía, piensa Taliyah sonriendo en secreto. Incluso si lo niega.

Juntas, atraviesan el Sai Kahleek sobre un puente de piedra flotante, sus destinos momentáneamente entrelazados.

Referencias[]

  1. REDIRECCIÓN Plantilla:Listaref
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