"¿Ya hemos terminado con esta realidad? ¿Hola? ¿Holaaa?"
Esta historia ya no se considera canon, pero existe aquí con fines históricos.
Dicen que Effrem E. Doran nació con un martillo en las manos y una forja en el corazón. Siempre encontraba formas de mejorar todo aquello que tocaba y sabía que estaba destinado a ser un brillante artesano. A los 15 años lo invitaron a la Liga con una oferta para que se convirtiese en maestro artesano; un sueño hecho realidad y un honor sin precedentes para alguien tan joven. Sin embargo, el destino tenía otros planes. Durante el viaje, se le rompió un eje al carruaje. Cuando se agachó para inspeccionarlo, su mulo le pegó una coz en la cabeza, un golpe severo. Volvió a duras penas al carromato, pero cuando llegó a la Academia de la Guerra era un chico diferente. La patada le había reblandecido el cerebro, pero no le había arrebatado ni un ápice de su pasión. Seguía obsesionado con crear cosas, pero ya no eran las grandes y únicas obras maestras de antaño, ahora creaba... objetos más sencillos y en gran cantidad. Es un alma amable, de buen corazón y algo tontorrón, que se enorgullece de su trabajo. Los campeones de los Campos de la Justicia seleccionan diariamente sus creaciones, y él tiene su residencia en la Academia.